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¿Deberías o quieres?

 DEBERÍA... 

Los «debería» son otro de los lastres que los perfeccionistas llevan en su pesada mochila. En su lenguaje interno, que ya se ha convertido en automático de tanto repetirse, se dicen frecuentemente frases del estilo «Debería hacer las cosas mejor», «Tengo que esforzarme más»... que ejercen una enorme presión sobre sí mismos. 

Los «debería» son otro de los lastres que los perfeccionistas llevan en su pesada mochila. En su lenguaje interno, que ya se ha convertido en automático de tanto repetirse, se dicen frecuentemente frases del estilo «Debería hacer las cosas mejor», «Tengo que esforzarme más»... que ejercen una enorme presión sobre sí mismos.
Tu estrés proviene de tus pensamientos obsesivos


En realidad, esos «debería» proceden directamente de la idea equivocada alrededor de la cual gravita el perfeccionismo: «Debería ser totalmente eficaz y perfecto en todo lo que hago». Por regla general, las personas exageradamente perfeccionistas son conscientes, en alguna medida, de lo que les ocurre y cuánto las perjudica, pero se ven imposibilitadas para cambiar esa actitud tan rígida por otra más flexible y mucho más positiva para ellas. 

El ejercicio que proponemos ahora va dirigido precisamente a facilitar ese cambio a través de una secuencia progresiva de cinco pasos: 

1. Identifica tus «debería» o tus «tengo que». Haz una lista con todos ellos, desde los más importantes hasta los que te parezcan más insignificantes. Puede que identificarlos todos te lleve algunos días. No importa, no tenemos prisa; lo que nos interesa es abarcar el máximo posible de tus obligaciones internas y autoimpuestas. 

2. Realiza ahora un proceso de análisis y debate con uno de esos «debería» de los de menor importancia. Pregúntate: «¿De dónde me viene esta obligación?, ¿quién dice que tengo que obrar así?, ¿en qué me baso para pensar que estoy obligado?, ¿dónde esta escrito?, ¿por qué he de estar obligado?». Ya estás consiguiendo cuestionarte tus «debo», pero todavía no es suficiente. 

3. Con ese mismo «debo», procede ahora a elaborar una doble columna en la que vas a ir anotando las ventajas y los inconvenientes de mantener tus pensamientos en términos de «debería». Algunas preguntas pueden ayudarte: «¿Resulta útil para mí mantener esta creencia?, ¿me ayuda a conseguir lo que quiero o me lo obstaculiza?, ¿cómo me hace sentir pensar así?, ¿me ayuda a ser más feliz y estar más a gusto conmigo mismo, o me produce estrés y frustración?». 

4. Reformula tus «debería» en otros términos más flexibles. Cada vez que aparezca este vocablo en tu mente, sustitúyelo por «me gustaría», «sería preferible» o algo similar. Por ejemplo, en lugar de decirte «Tendría que ir a casa de mis padres más a menudo», cámbialo por «Me gustaría ir a casa...». Hay una diferencia muy importante entre una y otra expresión, ya que la primera te obliga, mientras que la segunda te proporciona libertad para hacerlo o no según lo que más te convenga en cada momento. 

5. De manera progresiva, ve repitiendo los pasos 2, 3 y 4 con cada una de tus obligaciones internas hasta completar la lista de todas las que has escrito al principio.


 REFLEXIONES 

¿Notas la diferencia que existe entre plantearte las cosas en términos de obligación («debería») y hacerlo simplemente como una preferencia («me gustaría»)? ¿Cómo te sientes en uno y otro caso? ¿Qué has ganado en tu vida con ese cambio?

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